Hace escasos días que Prime Now,
el supermercado online de Amazon, ha aterrizado en España. Aunque parece un
servicio novedoso, la realidad es que es algo que vienen haciendo cadenas como
Mercadona, Carrefour, Alcampo, Hipercor, El Corte Inglés y otros supermercados
conocidos. Aquí la gran novedad es que puedes conseguir el pedido en casa en 1
hora por un pago adicional de 5,90€, o bien en franjas de dos horas (que no
significa a las dos horas de hacer el pedido) de forma gratuita. Para gozar de
este servicio, primero hay que darse de alta como cliente Premium y pagar
19.90€ al año, y las compras realizadas deben ser de importe superior a 19€.
Un aspecto, que se está volviendo
obligatorio en el comercio electrónico, además de la reducción de los tiempos
de entrega es que la tienda y el servicio sea realmente de 24 horas los 365
días del año, y eso lo cumple Prime Now, algo que no se puede conseguir con
ninguno de los competidores españoles.
Si nos atenemos a los datos, el
pasado día 12 de julio, en la segunda edición del Prime Day en España, Amazon
vendió 570.000 productos durante 24 horas, llegando a alcanzar puntas de 658
pedidos procesados por minuto. A nivel mundial, la compañía Amazon facturó
durante el año 2015 un importe total de 107.000 millones de dólares y obtuvo un
beneficio de 596 millones de dólares, su marca es la más valorada del mundo
alcanzando un valor superior a 64 mil millones de dólares (Brandfinance) y sus
procesos logísticos son, probablemente, los más eficientes y rápidos del mundo.
Y ahora se mete en el negocio de
los supermercados, llevando productos frescos (excepto pescado) a casa en
tiempo record, permitiéndote hacer la compra desde el móvil o Tablet con una
simple app, de forma cómoda, rápida y fácil. ¿Qué más se puede pedir?
De acuerdo con numerosos expertos
en distribución y comercio, los negocios minoristas, en los próximos años,
tendrán que hacer frente a importantes y numerosos retos que conllevarán cambios
relevantes tanto en los modelos de negocio como en los formatos de
distribución. Algunos opinan que estamos en la era de la revolución del
comercio, y que los comerciantes minoristas se encuentran en un periodo intenso
de cambio transformacional que les obligará a realizar más cambios en los
próximos años que los que han realizado en las últimas décadas.
Por otro lado, las tendencias que
vienen del otro lado del Atlántico, en términos de comercio electrónico, han
llegado a Europa para instalarse. Comprar online en EEUU es algo muy habitual,
no sólo por la comodidad y la conveniencia que otorga, sino por factores
culturales, sociales y geográficos. En ese país, no se entiende ir de compras o
ir a un restaurante o cualquier comercio sin coger el coche y hacer varias
millas, es algo innato a la cultura norteamericana, mientras que en Europa y ya
no digo España, nuestra cultura se apoya en compartir espacios de convivencia
entre familias y comercios, es decir, que salimos a la calle y encontramos
bares, restaurantes, tiendas, jardines, bancos, hospitales, empresas, etc.
En esa línea, EEUU por su cultura
tiene un perfecto caldo de cultivo para el crecimiento desmesurado del comercio
electrónico, sin embargo, al contrario de lo esperado en Europa, el crecimiento
del comercio electrónico es muy elevado en nuestros mercados, porque favorece
un entorno cómodo para comprar o para realizar cualquier gestión desde el sofá
de nuestra casa y es que, es cierto, hacer la compra se nos hace cada vez más
pesado, compramos cada vez mas una vez a la semana y vamos a las grandes
superficies o a Mercadona o Lidl (que están batiendo a todos los supermercados
españoles).
Aún recuerdo los años 90, donde la
gran lucha de los pequeños comerciantes de barrio enfrentaban a grandes
superficies e instituciones, algo que a día de hoy se mantiene en algunas
comunidades autónomas, pero que termina con los pequeños comerciantes
intentando sobrevivir y abriendo sus negocios, en algunos casos todos los días
de la semana. También llegaron las tiendas de los chinos, que revolucionó al
pequeño comerciante de barrio, en especial a algunos negocios de alimentación,
ferreterías y tiendas de complementos de hogar.
Los márgenes comerciales del
pequeño comerciante llevan cayendo desde hace años, de hecho, no son pocos los
que han tenido que cerrar y otros tantos que no viven, sólo sobreviven, en un
mercado inundado por la gran distribución comercial. Para acentuar el problema,
el comercio electrónico está creciendo fuertemente en España y ha venido para
instalarse.
Tal y como me decía una experta
en marketing, hace unos días, parece que las tiendas online no van a conseguir
acabar con el comercio de barrio, al menos a corto y medio plazo, sin embargo,
yo creo que lo va a hacer como algunos venenos, que te matan lentamente y eso
es mucho peor, porque alarga la agonía del minorista tradicional. Pero ahora
llega Prime Now, que no sólo va a hacer daño en las cuentas de las grandes
superficies, sino que, como poco, va a conseguir que cualquier día de la
semana, ante la pereza que nos da salir a hacer la compra, decidamos, mientras
vemos esa película en el salón de casa, o mientras estamos en el trabajo, hacer
la compra desde nuestro móvil y tenerla en unas horas.
Aún hay personas mayores de 50
años que no han nacido junto a un ordenador o que no son expertos en internet
(savvy users), y ese es el perfil que en muchos mercados geográficos, da
sustento a la supervivencia de la tienda tradicional. Por otro lado, es cierto
que la adopción de las nuevas tecnologías es realizada por las generaciones más
jóvenes y que es difícil cambiar los comportamientos de compra y los hábitos de
consumo a las personas mayores, sin embargo, conforme pasa el tiempo más y más
personas se apuntan a las nuevas modas, por lo que el comerciante de barrio
tiene ya fecha de caducidad.
Si nos fijamos en las calles más
importantes y/o más comerciales de las grandes capitales, las millas de oro,
podemos observar que en los últimos tiempos han ido cerrando más y más
establecimientos tradicionales (los de toda la vida), regentados por
comerciantes humildes pero con fórmulas de negocio desfasadas. Muchos de estos
negocios han dado paso a franquicias de restauración o a cadenas de ropa, todo
lo demás ha ido desapareciendo por la elevada competencia off y online así como
los elevados costes de la tienda física.
Así pues, si a todo lo anterior
añadimos que los costes de una tienda online (amén de los de marketing y
posicionamiento) son muy inferiores a los de la tienda tradicional, el plato
está servido y creo que el frutero de mi barrio tiene los días contados, es
más, estoy convencido de que un día voy a ir y ya no estará abierto, siendo
sustituido el local por un negocio de tapas y de cervezas o similar.
Ante la situación que amenaza, de
nuevo, al comerciante minorista, algunos dicen que la solución debe estar en la
especialización y en el servicio al cliente, pero hay muchos especializados en
internet y en cuanto al servicio, que mejor servicio que te llegue todo a la
puerta de tu casa y que llegue en unos minutos, como anticipo que ocurrirá en
los próximos años, ese es el servicio
que yo pido.
A veces, intento imaginar el
futuro y veo que nos pediremos desde casa unas cañas y unas tapas que llegarán
en menos de dos minutos a la puerta, servidas bien frías y con la espuma
rebosante, en un dron. Si esto llega, estaremos firmando el fin de la gran
mayoría de los servicios que tenemos en España y que lo único que puede
frenarlo es que no cambien nuestros hábitos, porque, al menos en España,
tomamos cerveza para estar con los amigos y para disfrutar del ambiente del bar
cuando estamos ociosos, si eso también cambia, seguro que será Amazon el
primero que nos sirva esos pedidos.