TECNOLOGÍA 5G A LA VISTA
El desarrollo de la sociedad de
la información a través de Internet y las tecnologías inalámbricas exige un
profundo cambio estructural de las redes de telecomunicaciones del siglo XXI. El
uso cada vez más generalizado de los dispositivos móviles para acceso a
servicios y contenidos intensivos en ancho de banda junto con la proliferación
de nuevos dispositivos nos sumerge en un gran proceso de transformación digital
de la economía y la sociedad que va a demandar en los próximos años una mayor
capacidad y velocidad de las comunicaciones, a la vez que nos encontraremos con
profundos cambios conceptuales, entre ellos el uso intensivo y extensivo de
nuevos tipos de dispositivos que permitIrán ofrecer nuevos servicios y que se vertebrarán
sobre infraestructuras de red virtuales, dinámicas y complejas que permitan
gestionar millones de conexiones de forma simultánea y en tiempo real junto con
una descentralización de los recursos y capacidades de procesamiento de las
aplicaciones.
Igualmente, junto al desarrollo
de los contenidos de alta definición, la robótica, la realidad virtual, el
big-data, la inteligencia artificial o la telemedicina, el verdadero
protagonista de la digitalización será el IoT (Internet of Things) pues
actualmente, según Statista, hay más de 23 mil millones de dispositivos
conectados a internet y se estima en más de 75 mil millones dentro de 7 años. Sin
embargo, dar una respuesta satisfactoria a esta demanda no es tarea fácil pues
la reciente tecnología 4G+ que ya ha conseguido alcanzar los 750 Mbs no permite
disponer de suficiente capacidad para albergar las comunicaciones de tal
cantidad de dispositivos a la vez que, a mayor número de dispositivos ubicados
en una misma zona y utilizando el mismo espectro de frecuencias, mayor es el
número de interferencias que se generan entre ellos.
Así pues, es necesario el
despliegue de una tecnología capaz de impulsar el desarrollo de los servicios
del futuro y, por ello, la UE ha establecido el marco y la normativa para la
gestión de la tecnología 5G en todos los países, de modo que en 2020 debe
encontrarse liberalizado para su comercialización, todo el espectro necesario
para su desarrollo. En el caso de España, las frecuencias asignadas van desde
los 700 Mhz, que ofrece mayor cobertura y velocidades de 100 Mbps, hasta los 26
Ghz con menor cobertura, pero velocidades de hasta 10 Gbps. Para su
cumplimiento, el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital ha puesto en
marcha el Plan Nacional 5G 2018-2020 para la gestión y planificación del
espectro radioeléctrico, que es un recurso público, natural y limitado, que
garantiza la disponibilidad de las bandas de frecuencias necesarias para la
demanda que se avecina.
Entre las bandas asignadas, se encuentra
la de 3,4 – 3,8 Ghz como aquella más idónea para dar soporte a los servicios 5G
futuros ya que se encuentra armonizada dentro de la UE y por ello, ha comenzado
en julio un proceso de licitación de licencias de derechos de explotación de
uso del espectro radioeléctrico en la banda 3,6 – 3,8 Ghz mediante un mecanismo
de subasta simultánea ascendente de rondas múltiples. Al proceso han sido
admitidos Movistar, Vodafone, Orange y MásMóvil que aportarán más de 437 millones
de € al Estado por un plazo de concesión de 20 años, lo que facilita la
recuperación de la inversión de las operadoras y menor riesgo, así como un
entorno favorable para el desarrollo de infraestructuras de mayor calidad.
La nueva tecnología 5G no sólo va
a traer mejoras de velocidad y ancho de banda sino también en aspectos clave
para ofrecer mejores servicios como son la calidad de la señal y la latencia
inferior a 4 milisegundos, factor crítico para el despliegue del coche
autónomo, entre otros. En cualquier caso, un importante paso para el desarrollo
de nuestra sociedad y la mejora de nuestra calidad de vida.
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