El pago de los impuestos es,
quitando la época de campaña de IRPF, como las hemorroides, se sufre lentamente
y en silencio. La voracidad recaudatoria y despilfarratoria de nuestros
gobernantes no tiene límites. El actual ministro de Hacienda está anunciando a
bombo y platillo que a partir del año 2015 va a haber una rebaja de impuestos y
nos presentan el cuadro que tenemos a continuación.
Lo primero que podemos observar
es la falta de coherencia de los diferentes mensajes, que desde el gobierno, se
están lanzando. Se dice que el PIB va a crecer en 2014 un 1,2% y un 1,7% en
2015, pero la tabla anterior refleja un crecimiento del 1,7% en 2014 y del 2,7%
en 2015, ya vamos mal, porque en materia de recaudación, estamos jugando con el
cuento de la lechera.
En la tabla inferior, podemos
observar una subida de impuestos de unos 17.200 millones € entre 2013 y 2014 y
una bajada de unos 5.500 millones de € entre 2015 y 2016, curiosamente en el
año electoral y donde la bajada de impuestos no compensa ni por asomo la subida
precedente. Si todo se quedase ahí, no me preocuparía, el problema de fondo es
que con una deuda pública creciente y un pago de intereses, al servicio de
dicha deuda, también creciente, la
necesidad de mantener los actuales niveles de ingresos del Estado, e incluso de
aumentarlos, se hace palpable.
De acuerdo con lo que sutilmente
se puede desprender de la tabla, efectivamente a partir del año 2015, bajará el
IRPF, no sé si la cuota tributaria en porcentaje o los ingresos totales del
Estado, y el impuesto sobre sociedades, lo que me lleva a observar las dos
últimas líneas.
La primera, ese manido concepto
muy nuestro que es el de OTROS, que es lo que utilizamos como cajón de sastre
para poner nombre a todo aquello que es variado, disperso y numeroso en cuanto
a tipologías y que, a veces, su cuantía es de una magnitud inferior que no
justifica en medida alguna, dedicarle un apartado propio. Aquí es donde se
esconde la verdad de lo que nos espera en los próximos años. Es cierto que van
a bajar los impuestos, realmente los más conocidos, pero no es menos cierto que
van a subir otros impuestos y que se van a crear nuevas figuras impositivas
bajo la excusa del mandato de la UE y que de forma subterránea esconden
incrementos impositivos que, por su naturaleza y poca cuantía, no suelen
despertar la indignación del pueblo, al menos, de la mayoría de los ciudadanos
que estamos sedados y, a estas alturas, no sentimos si nos pinchan o no.
Nada se dice de la más que
probable subida del IVA, una nueva, que hará pasar nuestro tipo normal del 21%
al 23%, casi nada, si tenemos en cuenta que hace un par de años, algo más,
estaba en el 16%, es decir, en vena pero sin dolor. De hecho, el Gobierno niega
dicha subida en todos los medios de comunicación pero avanza la confirmación de
la misma a Bruselas y, por escrito, eso sí, cuando la economía se encuentre más
fuerte y para compensar la bajada en IRPF y Sociedades.
Aun así, el IVA es un impuesto
que seguimos percibiendo algo más, cuando compramos, que otros que nos van a
romper el bolsillo.
Me hace gracia, el Estado es como
un hijo, que te pide dinero y le dices que lo coja de la cartera, pero si no
encuentra la cartera, se lo pide a su madre o te lo coge del bolsillo del
pantalón que sabe que ahí siempre llevas algo, le da igual, de donde lo coge,
el caso es que se lo lleva, sea como sea. Lo que es peor, que sabemos que todos
los caprichos del niño los pagamos los mismos, y sale del mismo bolsillo.
Y qué gran verdad es
esa de que Hacienda somos todos, porque al final, casi todos pagamos los
despilfarros y prebendas de unos pocos, pero por suerte para el Gobierno de
turno, como estamos sedados y nos dejamos intimidar, al final, las grandes
cifras macro, en términos de impuestos, no acertamos a comprender cómo se
traducen a nivel micro, en nuestros bolsillos, lo que viene a reforzar la
famosa expresión de ojos que no ven …..
Ahora, comienza a aparecer, bajo
el concepto de OTROS, el famoso copago, y es que se anuncia que se estudian
nuevos pagos por el uso de servicios públicos, es decir, volver a pagar lo que
se supone que se financia con impuestos.
Veo que, entre 2014 y
2016 se pretende recaudar unos 2.000 millones € más por conceptos varios, o lo
que es lo mismo, agárrate que vienen curvas, nos van a poner impuestos por todo
lo imaginable. De entrada, el último que ha salido a la palestra, un impuesto
sobre la propiedad, quiero entender, que sólo se circunscribe a los inmuebles,
aunque tengo mis serias dudas. Precisamente, hace poco que he pagado el IBI,
impuesto que paga el propietario de un inmueble, eso sí, para teóricamente
financiar las arcas municipales, pero claro, ahora llega el Estado y también
quiere gravar ese concepto y, como se den cuenta en las CCAA no digo más.
Eso sí, para compensar la bajada
en sociedades, se propone crear nuevos impuestos ecológicos a las compañías
energéticas e igualmente se está impulsando la famosa Tasa Tobin para las
transacciones financieras, donde teóricamente el sujeto pasivo son las empresas
eléctricas, en el primer caso y los bancos, en el segundo.
¿Pero alguien duda que las
compañías eléctricas o los bancos no van a trasladar dichas subidas de
impuestos a nuestros maltrechos bolsillos?. De entrada, las primeras ya lo han hecho con
la nueva estructura del precio de la energía, ya que a todos nos han subido el
término fijo, multiplicándolo aproximadamente por dos. Los segundos, aparte del
pago de los rescates que ya estamos sufriendo, veremos aumentar aún más de lo
habitual, las comisiones bancarias, que ya son desorbitadas.
Europa pide que
España garantice la capacidad recaudatoria, y si con todo este conjunto de
medidas no basta, siempre se puede echar mano del último concepto que aparece
en la tabla, FRAUDE FISCAL, que contrariamente a lo que todos pensamos, no es
que vayan a investigar a empresas, instituciones y otros engendros para aflorar
el fraude (sólo basta con ver que CEMEX ha conseguido que varios inspectores y
técnicos de hacienda hayan sido relevados por exigir el pago de 450 millones de
euros), sino que lo fácil es poner en marcha los ordenadores para que busquen
algún despiste del pequeño contribuyente, al que por error, ignorancia o deseo,
se le ha pasado tributar 100€ (que no lo disculpo), o simplemente hacer la complementaria
de unos atrasos de la empresa, y que, gracias a estos pequeños errores,
multiplicados por millones de contribuyentes, se consideran fraude fiscal. No
quiero profundizar en el estado de ansiedad en el que entra cualquier
contribuyente cuando recibe una carta de hacienda.
Como parece, que ese sistema
comienza a agotarse, la nueva noticia es que la AEAT, con la reforma fiscal
prevista, quiere confiscar cajas registradoras y ordenadores de cualquier PYME
o autónomo, sin orden judicial previa, para ver la doble contabilidad (curioso
que no lo haya hecho para los partidos políticos) lo cual es claramente
inconstitucional, pero parece que no hay límites morales ni jurídicos para engordar
las arcas del estado, haciendo verdadera la frase de Maquiavelo, el fin
justifica los medios.
Cuando ya no haya forma de
justificar más copagos, que siempre la habrá, aparecerán nuevas figuras de imposición medioambiental,
que son el agujero negro de la imposición y qué, básicamente se articulan mediante nuevos impuestos con la excusa de que se crea un daño
al medio ambiente y eso me hace gracia porque llegará el día que a algún
gobernante se le ocurra crear una tasa medioambiental por desalojar nuestras
flatulencias en un parque o en la calle, por el impacto medioambiental sobre el
espacio público, con una tasa progresiva en función del hedor expulsado, si no, tiempo al tiempo.
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